Todo es un poco mas complicado cuando uno se despierta en la rutina diaria...
Levantarse, lavarse los dientes, darse una ducha, vestirse, preparar el desayuno, devorar el cafe y las tostadas mientras miramos las noticias en el televisor y tratamos de escuchar con atención el estado del clima y el transito, tomar nuestras cosas y salir hacia nuestro destino rapidamente... sin disfrutar ninguna de las anteriores actividades.
¿Cuando fue la ultima vez que se tomaron una hora para tomar un buen baño escuchando música, con velas, sin apuros, solo nosotros y el agua? ¿Cuándo fue la última vez que desayunaron en silencio o leyendo un buen libro .. y si el cafe se enfrian simplemente servir más y seguir leyendo en tranquilidad? ¿Cuántas actividades de nuestra rutina diaria hacemos en modo automático sin pensar, sin disfrutar, sin prepararnos, sin vivirlas?
Vivir o pasar el tiempo... Cuánto mas cortos parecen los días en esta jungla de cemento! Cuanto más rapido funciona nuestro cerebro, qué rapido fluyen los pensamientos sin que nos demos cuenta.
¿Cómo encontrar la paz de la intimidad, el estar solos con nosotros mismos, cuando estamos rodeados de una multitud apurada, enfurecida, enojada e intraquila?
Hoy, de vuelta en Buenos Aires, después de volver del supermercado, encontré un poco de tranquilidad, de soledad, de intimidad mientras el fiel horno se encargaba del pollo de la cena y me hice un momento para escribir.
Hay un proyecto en camino, todos tenemos un proyecto secreto en nuestras almas, y resulta imperioso buscar esos momentos de soledad para ocuparnos de ellos en el medio de la rutina caótica de la vida diaria.
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